Si eres una empresa productiva, elegir el tipo de envasado que más se adapta a tu producto debe ser una de tus principales preocupaciones.
¿Qué sentido tiene apostar por la calidad en todas las fases de fabricación si lo que le llega al consumidor no concuerda con lo que necesita?
Aun así, la elección supone todo un reto. Con el objetivo de ayudarte, hemos escrito estas líneas para proporcionar la orientación que necesitas.
Aspectos a considerar para elegir el tipo de envasado
Primero y más importante, hay que conocer cuál es el estado del producto: líquido, sólido, granulado, etc. Y, después, conocer su comportamiento. ¿Se deshace con la exposición al calor o pueden modificarse sus propiedades?
El famoso “conservar en ambiente fresco y seco” responde a las necesidades concretas del contenido. Pero, por supuesto, varía mucho en función del producto del que se trate.
Segundo, hablaremos del formato. Con este ejemplo vas a comprender rápido a qué nos referimos: mientras que la mayoría de productos de limpieza líquidos se envasan en botellas regulares, el producto desinfectante que se emplea para la limpieza del inodoro tiene una forma específica tipo cuello de pato para facilitar su vertido.
Por lo tanto, el formato, además del aspecto estético, debe ser funcional.
Tercero, es necesario tener en cuenta el ámbito para el cual va a ser destinado: alimentación, limpieza, cosmética…
Por ejemplo, si el producto es de este último sector lo normal es que pueda estar en contacto con la piel, por lo que la aplicación manual es una buena opción.
En cambio, en el caso de que sea un producto más agresivo por ser de limpieza, el envasado debe facilitar el no contacto con la piel.
Además de estas cuestiones, existen factores como el color, el tipo de cierre o el tamaño que también deben entrar en la ecuación.
No obstante, te animamos a ponerte en contacto con Envasados Torner y recibir orientación personalizada del tipo de envasado que es mejor para tus necesidades.