A la hora de decidir cuál es el tamaño del envase apropiado para tu producto, ¿qué factores hay que tener en cuenta? En este artículo de nuestro blog te hablamos sobre ello.
Variables a la hora de determinar el tamaño del envase
Para empezar, lo ideal es que hayas realizado una estimación del consumo del producto en relación a su caducidad, en caso de tenerla. Por ejemplo, si tu producto es protector solar, ¿cuánto tiempo puede estar abierto sin perder sus propiedades? Si se emplea con la periodicidad recomendada, ¿se caducará antes de acabar el envase? Eso es lo que hay que evitar a toda costa.
Claro, no todos los productos tienen una fecha de caducidad o consumo recomendado. Cada artículo es diferente. No obstante, hay otros factores comunes a todos los tipos de producto.
En función de la aplicación o el sector al que va destinado, hay que tener presentes las necesidades de los consumidores. ¿Se trata de un producto que deba transportarse con frecuencia o sea necesario portar en una mochila? ¿Ese producto se va a consumir por una sola persona o va a estar destinado a un grupo? Como es evidente, cuanto más pequeña sea más fácil y conveniente será su transporte.
También debe considerarse el peso del producto. Según la densidad, el estado (sólido, líquido, granulado, etc.) y cuál sea su utilidad hay que determinar que sea cómodo y ergonómico. De lo contrario, su manipulación será costosa y los clientes se decantarán por otros productos de manejo más sencillo.
Un apunte: sea cual sea el tamaño que finalmente decidas, el envase debe estar lleno a rebosar. Si no, el cliente tiene la sensación de que lo están estafando.
Aunque tu empresa es la que debe definir el tamaño del envase apropiado, un estudio de la competencia siempre puede ayudar a ver cuáles son los hábitos y costumbres de los consumidores.
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