De nada sirve un buen producto si su packaging no lo protege debidamente. La buena noticia es que gracias al envasado automático se pueden agilizar los procesos de protección del producto de la forma más rentable posible.
Entre todas las fórmulas de envasado automático que disponemos en Envasados Torner, hoy te damos a conocer las más comunes.
Principales clases de envasado automático
A modo resumido te mostramos los tres tipos de envasado automático que pueden serte de utilidad:
- Embotellado. Tal vez sea uno de los más conocidos, ideal para productos en estado líquido. Antes del famoso llenado y envasado que todos conocemos, es necesario hacer una limpieza profunda del recipiente, que suele ser de plástico o vidrio (aunque también puede estar compuesto de otras materias primas). Tras el rellenado, para asegurar el cierre hermético se llevan a cabo diferentes técnicas como el sellado de roscas de plástico, tapones metálicos, etc.
- Termosellado. En esta técnica es esencial contar previamente con un diseño de envase prefabricado que deberá ser sellado con calor una vez esté introducida la cantidad deseada de producto. Otro aspecto diferencial es que puede realizarse envasado al vacío, además de modificar (o no) la atmósfera. Una de sus formas más habituales es el blíster termosellado.
- Termoformación o termoconformación. Aunque el método de cierre es el propio termosellado del que acabamos de contarte, en el caso de la termoformación se crea un envase personalizado de acuerdo con el producto que desee empaquetarse.
Gracias a la automatización del envasado se puede trabajar en aspectos secundarios pero muy relevantes. Algunos de ellos son el marketing, la información ampliada al cliente y un servicio final de mayor calidad.
Si tú también estás pensando en externalizar el envasado de tus productos, ponte en contacto con Envasados Torner.